Desde 2012, la subcontratación (o mejor conocida como outsourcing) se regula en la Ley Federal del Trabajo, la cual señala que “el trabajo en régimen de subcontratación es aquel por medio del cual un patrón denominado contratista ejecuta obras o presta servicios con sus trabajadores bajo su dependencia, a favor de un contratante, persona física o moral, la cual fija las tareas del contratista y lo supervisa en el desarrollo de los servicios o la ejecución de las obras contratadas”.
De acuerdo con especialistas, la subcontratación es tan común en México, que existe dentro del mismo Gobierno, y ocurre cuando una empresa u organización subcontrata personal para que le brinde un servicios y no se desvíe de una actividad que no es su fuente de ingresos.
Sin embargo, algunas comapañías abusan de esta figura y contratan a la mayoría de su personal a través de otra empresa. Así, evitan que todos las personas que trabajan en su compañía reciban beneficios que por Ley les corresponde, como el reparto de utilidades.

Esta prestación es sólo una a la que tienen derecho los trabajadores sobre una parte de las ganancias que genera una empresa o el patrón durante el año; aunque si están subcontratados, no tienen acceso a este beneficio, ya que aunque trabajan en esa empresa, su patrón es otro.
La subcontratación además se usa para hacer un subregistro, la empresa que contrata a esos trabajadores los da de alta en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) con un salario inferior al que realmente reciben.
En resumen, la subcontratación es un instrumento, y si resulta benéfico o malicioso depende del uso que se le de, pero el gran problema es el que se le ha dado un uso diferente al que era su naturaleza.
El problema real de la subcontratación es que ha escalado niveles tan altos, que hay empresas que crearon su propio outsourcing, y ellos mismos son quienes se suministran de empleados sin contratarlos, por ejemplo, la tiendas departamentales, empresas bancarias y cadenas de comida, principalmente.
Recientemente, el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó una iniciativa de Ley para que el outsourcing quede prohibido; mientras que la titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, señaló que la propuesta incluirá modificaciones a la Ley Federal del Trabajo, del IMSS, del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), y hasta algunas leyes fiscales, para “acabar con los abusos de esta figura”.
En un principio, el objetivo de la subcontratación era permitir que las empresas se pudieran enfocar en el corazón de su negocio y despreocuparse de los demás, pero en la actualidad se ha abusado de ese esquema y se con frecuencia se utiliza como un medio para evadir las responsabilidades patronales: algunos trabajadores tiene salarios precarios, no tienen seguridad social, están registrados con un salario menor ante el Seguro Social, y los contratan y despiden cada mes para que no generen antigüedad.
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Aunque hay algunos outsourcings que son serios y respetan a sus trabajadores., la gran mayoría son empresas “de papel”, que cambian de razón social cada año y eso les permite violar los derechos de los trabajadores sabiendo que dificilmente podrán pagar las consecuencias en un juicio laboral. En resumen, si la empresa ya no existe, ¿a quién le cobras?”.
Bajo este régimen laboral, a trabajadores subcontratados se les pone en calidad de mercancía y eso se ve reflejado en los contratos en donde se describe a los trabajadores como objetos o insumos que una empresa proporciona a otra.
Especilistas agregan que está práctica que realizan algunas empresas fomentan la desigualdad porque hay trabajadores “de primera” y “de segunda”; aunque trabajen en el mismo lugar, nunca tendrás las prestaciones ni el trato que tienen los que sí están contratados de forma directa.
¿Es posible eliminar el outsourcing de inmediato?
Eliminar al outsourcing de la noche a la mañana, como lo pretende AMLO, es imposible pues se trata de empresas privadas y jurídicamente es imposible. Prohibirlas tampoco es lo ideal, porque aunque el 90% se ha utilizado mal y quieren abusar de esa figura de manera fraudulenta, hay un 10 % que sí se apega al outsourcing especializado que le facilita la vida a las empresas con el tema administrativo.
Una posible forma de solucionar este problema es revisar si la empresa de outsourcing solo le ofrece sus servicios de personal, especializado, a un solo cliente. De ser así, es evidente que se trata de una simulación.
Actualmente, la Ley Federal del Trabajo indica que la subcontratación no podrá abarcar la totalidad de las actividades que se desarrollen en el centro de trabajo y deberá justificarse por su carácter especializado; además, no podrá comprender tareas iguales o similares a las que realizan el resto de los trabajadores al servicio del contratante.
Con una reforma más a fondo y beneficios al empresario; es decir, estimular al empleador para que quiera estar dentro de la formalidad y beneficiar a los trabajadores dándoles de alta con un salario real ante el IMSS. Estas tareas, para regular la figura de la subcontratación de mejor manera e imponer una verdadera corresponsabilidad entre el outsourcing y la empresa que contrata sus servicios.
No se puede proteger a las empresas a costa de los trabajadores, ni a los trabajadores a costa de las empresas porque si no hay empresas no hay trabajo. Es más, si este esquema desaparece no habrá pérdida de empleo como se ha especulado, pues las compañías van a tener que buscar la manera de contratarlos.
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