Como ocurrió en la carrera presidencial de Estados Unidos de 2016, en este 2020, si pierde, Donald Trump tampoco se comprometió a aceptar los resultados de las próximas elecciones, bajo el argumento de un probable fraude electoral.
Durante los últimos días, previo a su enfrentamiento contra el también candidato Joe Biden, el presidente estadounidense ha realizado continuos ataques contra la fiabilidad y la legitimidad del voto para preparar el camino ante una posible derrota, escenario que ha generado preocupación porque, como ya sucedió en otras ocasiones, podría poner contra las cuerdas a la democracia de este país.
Pero, incluso si la elección es complicada y disputada en los tribunales, la Constitución de Estados Unidos y la ley federal garantizan que haya un presidente el Día de la Inauguración, el próximo 20 de enero de 2021.
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Hasta ahora, seis veces se han impugnado las elecciones en Estados Unidos y la mayoría no han presentado amenazas al definirse una clara mayoría del voto electoral, aunque una sí puso en jaque la legitimidad de la democracia y perjudicó su sistema político: la de 1960, que terminó en la Guerra Civil.
Aquella contienda entre el demócrata John F. Kennedy y el republicano Richard Nixon fue polémica por las numerosas denuncias de fraude; los simpatizantes de Nixon presionaron agresivamente para que varios estados hicieran recuentos; finalmente, Nixon aceptó la decisión para evitar un malestar civil durante plena tensión por la Guerra Fría entre EU y la Unión Soviética.
Thomas Jefferson y Aaron Burr se enfrentaron en 1800, en las primeras elecciones impugnadas de la historia del vecino país del norte; tras recibir el mismo número de votos del Colegio Electoral, la Cámara de Representantes se adhirió a la Constitución y convocó una sesión especial para resolver; algo que ocurrió después de realizar 36 encuestas, con un triunfo para Jefferson.
24 años después, Andrew Jackson ganó la votación contra John Quincy Adams y otros candidatos, pero no obtuvo la mayoría necesaria del Colegio Electoral, por lo que la Cámara Baja aplicó un procedimiento en la Constitución y seleccionó a Adams como el victorioso.
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Diferentes elecciones se vivieron años después en Estados Unidos
La elección de 1860 fue diferente, ya que Abraham Lincoln derrotó a tres candidatos, pero los estados del Sur se rehusaron a reconocer los resultados de la elección y consideraron ilegítima la elección de un presidente el cual no se intereseba en el problema de la esclavitud. Solo fue a través de la sangrienta Guerra Civil que EU se mantuvo intacto y terminó con las diferencias fundamentales entre el Sur y el Norte, que costó aproximadamente 600 mil vidas.
Fue hasta 1876 cuando se repetiría un caso similar a los primeros, ahora entre Rutherford B. Hayes y Samuel Tilden, aunque en este caso la impugnación ocurrió porque varios de los estados del Sur no pudieron certificar un claro ganador y se tuvo que definir a mediante una comisión electoral establecida por el Congreso. Mientras Hayes llegó a la presidencia, se hicieron concesiones a los estados del Sur que terminaron con el periodo de Reconstrucción.
El caso de impugnación más reciente ocurrió en el 2000, cuando el candidato republicano George W. Bush y el demócrata Al Gore protagonizaron una disputada votación en Florida. “Mientras estoy firmemente en desacuerdo con la decisión de la Corte, la acepto”, dijo Gore, tras conceder públicamente la derrota y reconociendo la legítima victoria de su contrincante.
Ahora, veremos el próximo martes si la parte perdedora reconoce el resultado o si una vez más, el sistema político democrático de Estados Unidos se ve marcado por un nuevo descontento o acusaciones en contra de la voluntad del pueblo estadounidense.
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