En mayo, el registro de personas desaparecidas de México, que data desde 1964, superó las 100 mil víctimas, la cifra ha acaparado la atención a nivel internacional, incluso, estas cifras oficiales de desaparecidos es cinco veces mayor que la registrada en un país como Sri Lanka durante un cuarto de siglo de guerra civil.
La cifra oficial excluye a quienes han desaparecido pero que posteriormente fueron encontrados; y el número real es sin duda mucho mayor, la mayoría de estas personas desaparecidas probablemente estén muertas.
Entre 2006 y 2016 se encontraron más de 2 mil fosas clandestinas en México. Los servicios forenses del país tienen 52 mil cuerpos sin identificar, que pueden o no pertenecer a las personas en el registro de “desaparecidos”.
Mientras que, a nivel de Latinoamérica, la cifra es 80 veces superior al número de chilenos desaparecidos durante la dictadura de Augusto Pinochet.

Un amplio reportaje difundido por la publicación semanal inglesa The Economist, hace un recuento de lo violento que se ha vuelto México en los últimos 15 años y cómo las bandas de narcotraficantes han creado territorios donde pueden matar con total impunidad.
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El medio de comunicación también señala que las cifras de desaparecidos se dispararon a partir de 2006; 80 por ciento de las desapariciones se han producido desde ese año, cuando el gobierno de Felipe Calderón lanzó una “guerra contra las drogas”.
Durante el mandato de Calderón Hinojosa, de 2006 a 2012, desaparecieron un promedio de ocho personas por día. Hoy, bajo la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, quien asumió el cargo en 2018, la cifra diaria de desapariciones es de 25.
Una gran parte de las causas de esta crisis se debe al incremento de grupos criminales, así lo registra Crisis Group, un grupo de expertos, que calcula que la cantidad de grupos criminales en México se duplicó con creces entre 2010 y 2020, de 76 a 205.
La estrategia de López Obrador de lidiar con las pandillas, conocida como “abrazos, no balazos”, parece haber empeorado las cosas. El presidente piensa que la pobreza causa el crimen, por lo que se puede combatir con asistencia social. Por desgracia, los programas de asistencia social son menos lucrativos que el contrabando de drogas.
El informe de The Economist, publicado en su portal digital el 30 de junio, también reflexiona sobre las “investigaciones lentas y tardías”, y señala que los investigadores no tienen habilidades o recursos en la escala necesaria para lidiar con una tragedia tan colosal.
El artículo señala también que “una falta de estrategia de seguridad coherente”, por las autoridades, ha aumentado la sensación de impunidad no solo para las pandillas sino también para otros delincuentes, generando así una espiral de violencia.