Comerciantes de la rama restaurantera y de mercados públicos contemplan un difícil panorama de recuperación, ante las bajas ventas derivadas de las restricciones de movilidad por la emergencia sanitaria del Covid-19 en la Ciudad de México.
Establecimientos y locales cerrados en su mayoría, y los que están trabajando atienden a una, cada vez más, escasa clientela, fue lo que se constató durante un recorrido por dos puntos tradiciones de la capital en mitad de la pandemia por Covid-19.

SAN ÁNGEL – Covid-19
La Plaza San Jacinto es el punto habitual para reunirse en la variedad de restaurantes y cafeterías que hay en este lugar, de la alcaldía Álvaro Obregón, ahora muchos de estos establecimientos están a punto de cerrar.
En el lugar se ubica un restaurante y vinoteca que da servicio desde 1985, en donde sus mesas y salones lucen vacíos, lo que está poniendo en riesgo el trabajo de 120 personas, explicó su directora general, Erika Dávalos.
“De una plantilla de 120 personas, aproximadamente, estamos viniendo nueve personas. No hay ventas, ni el uno por ciento de las ventas que teníamos anteriormente”, comentó la administradora.
En el lugar es una tradición la elaboración de pan y, en esta temporada, las Roscas de Reyes, que en esta ocasión los meseros salieron a vender a las calles, para obtener un ingreso.
“La temporada hemos salido a vender con los meseros, que ellos tienen que salir a ganar dinero, ellos salen por cuenta propia salen a vender a la calle y es con lo sobreviven”, dijo Dávalos.
Para cumplir con los lineamientos sanitarios, además de termómetros, dispensadores de gel o equipos para lavar trastes sin ser tocados con las manos, en los baños se instalaron mecanismos para que las puertas se abran de manera automática, sin recibir un beneficio por parte de las autoridades.

“En el caso de impuestos hemos pagado al 100 por ciento, y no hemos recibido ningún apoyo. Contamos con todo, de hecho contamos con lectores en las puertas de los baños, para que la gente no toque las puertas, hemos contados con todos los requisitos que nos ha pedido el gobierno”, comentó Dávalos.
A unas calles de ahí, en el mercado público Melchor Múzquiz, los locatarios se quejan que desde marzo del año pasado, al pago de cuotas se sumó la compra de insumos sanitarios y el salario de la persona que los aplican en las entradas.
“Tenemos que cooperar con los compañeros para poner gel, en la entradas, eso sale de todos los locatarios, y estamos vendiendo hasta 50 por ciento menos”, comentó Vicente Bárcena, locatario de la pollería Lupita.
En el local 92, María Eugenia García se dedicaba a la confección de uniformes escolares y la suspensión de clases presenciales en las escuelas le impactó negativamente, ahora sólo se dedica a hacer reparaciones de costura y el negocio no va bien.
“Está muy lento el movimiento, de un 100 por ciento yo creo que estoy en 40 por ciento y prácticamente sale para los gastos básicos. Hacía uniformes escolares, pero por la pandemia se tuvo que parar todo y sólo estoy trabajando composturas de ropa, eso me ha ayudado un poco”, comentó la locataria.
Por los pasillos del Mercado Melchor Múzquiz, también conocido como de San Ángel, se ven muchos locales cerrados, los comerciantes explican que sus dueños han preferido no abrir para evitar más pérdidas o porque enfermaron de covid.
CONDESA. – Covid-19
Por las calles de esta zona también conocida por su tradición en la venta de alimentos preparados, la pandemia mantiene en agonía a muchos establecimientos, pero otros han desaparecido.

Cortinas cerradas y mantas colocadas con avisos de que locales se venden o traspasan, aumentan cada vez más por sus calles; y otros hacen lo posible por resistir, como el restaurante de comida yucateca ubicado en Parral y Michoacán.
“Muy mal, yo creo que ni un diez por ciento vendemos de lo que vendemos normalmente. Aquí trabajan 24 personas, no hemos despedido a nadie, no queremos, pero ya tenemos la soga al cuello”, comentó Aurora Ogando, administradora del lugar.
La empresaria explicó que también se tienen que pagar a tiempo todos los servicios, para evitar sanciones o multas por parte de las autoridades.
“Tenemos que seguir pagando todo, todos los servicios, todos los recibos, todos los impuestos, el Seguro (Social), impuestos sobre nómina y lo del SAT.
“La verdad, no sé en qué momento me den alguna noticia de que ya no se puede”, indicó Ogando.
Frente a este establecimiento, el Mercado Michoacán de la Condesa tiene muy poca clientela, lo que tiene desesperados a sus locatarios.
“De la chingada, estamos en números rojos totalmente. Bastante mal, no abrimos todos los días, por lo mismo de la pandemia, estamos muy castigados, el mercado de pescado está terrible, la gente no tiene la cultura de comer pescado”, afirmó la locataria Olivia Tejeda.
En su caso, comentó la comerciante, ha intentado ingresar la solicitud para recibir los apoyos a pequeños y medianos empresarios, que ofreció el Gobierno de la Ciudad de México, sin éxito.
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JVR