Ciudad de México.- El día de ayer circuló en redes sociales un video en el cual se podía ver a un grupo de reos en lencería de mujer lavar los pisos, mientras otros de sus compañeros les gritaban insultos e insinuaciones de carácter sexual.
Cuando el rumor comenzó a correr se creía que los hechos habían ocurrido en el penal de Topo Chico, sin embargo las autoridades dijeron que se trataba del reclusorio de Apodaca. Ambos centros se encuentran en Nuevo León, y esto sólo nos deja claro que éstas como muchas otras cárceles, son un nido de corrupción.
La pregunta aquí es ¿Dónde estaban las autoridades cuando esto sucedió?, y más sospechoso aún ¿Por qué los reos tenían un teléfono celular? Las respuestas parecen obvias, sin embargo las cosas no deberían de ser así, uno no puede suponer que si están encerrados en una cárcel cumpliendo un castigo sea normal que tengan acceso a celulares e internet.
Aunque la realidad nos diga que las autoridades filtran estos objetos a cambio de dinero, que solapan a los delincuentes que tiene mayor poder, que consienten que se cometan este tipo de actos, que se les olvida que a pesar de ser criminales tienen derechos humanos y deben ser respetados.
¿Dónde queda el orden? Nuevo León no se cansa de demostrarnos que sus autoridades no cuentan con lo necesario para hacer cumplir la ley, entre las miles de riñas en Topo Chico y los videos filtrados en Apodaca, no sabemos qué necesitan para empezar a hacer algo en estos centros que deben funcionar como escarmiento para no volver a cometer los mismo errores, y no como nidos de violencia y acoso.