La pederastia clerical en Coahuila sí tiene red de protección

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Ciudad de México.-  Víctimas del sacerdote Juan Manuel Riojas, alias el padre Meño, prófugo de la justicia, denuncian la protección que el depredador sexual recibe, dicen, del Gobernador Rubén Moreira Valdez y del Obispo regiomontano Alonso Gerardo Garza Treviño.

Ignacio Martínez Pacheco y el aún seminarista Roberto Javier Calzada Tamez cuentan los abusos sufridos mientras se encontraban en el internado: los obligó a tener encuentros sexuales y a callar lo sucedido. Sin embargo, tras varios abusos, decidieron sacarlo a la luz.

El Obispo Alonso Gerardo prometió a los jóvenes que con ayuda psicológica el padre Meño podría superar la ‘etapa por la que estaba pasando’, pero no ha habido castigo real para el pederasta, al contrario, ha subido de puesto.

Este es el primer caso en México que incluye una denuncia contra el Obispo y otras autoridades eclesiásticas como el Nuncio Apostólico, Franco Coppola, por conspiración a la pederastia clerical. Sin embargo, ni la Iglesia ni las autoridades civiles han realizado acciones claras.

Como si lo anterior no fuera suficiente, a Ignacio, el Obispo decidió expulsarlo del seminario “Me inventaron cosas para sacarme. Me deprimí e ingresé a la Congregación Orden del Carmelo Descalzo en Salvatierra, Guanajuato”.

A pesar de las cuatro denuncias interpuestas –dos contra el sacerdote pederasta y las otras dos contra el Obispo por encubrimiento y complicidad a la pederastia clerical– ambos seminaristas están seguros que el padre Meño está siendo escondido por la propia Iglesia e incluso por las autoridades civiles, un caso más de la impunidad en México.

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