Ciudad de México.- México está entre los países más peligrosos para los periodistas. Apenas detrás de dos países en guerra: Siria y Afganistán: Cuatro han sido asesinados en tan sólo mes y medio; seis en lo que va del año. La indignación y solidaridad se hicieron presentes y medios de comunicación como Animal Político, Nexos y Tercera Vía pararán labores este martes.
Javier Valdez, corresponsal sinaloense de La Jornada, fue asesinado el pasado lunes y fue la gota que derramó el vaso. El portal Animal Político informó que este martes 16 de mayo parará labores en solidaridad con el gremio periodístico que sufrió la pérdida de otro colega…¡El sexto en lo que va del año!
Aunque la violencia azota al país azteca en todos los ámbitos, desde la llegada de ‘la democracia’ en México en el 2000, se han intensificado los crímenes hacia la prensa. Las cifras sobre esa impunidad abundan. Los mapas de mayor incidencia se han construido desde hace lustros. Y los motivos, en muchos casos, son por hacer su trabajo.
En tres sexenios van 102 periodistas asesinados, el 99.75% de los casos ha quedado impune -muy raro en México-. Las estadísticas son aterradoras, letales…e ignoradas. La sociedad está acostumbrada a que la prensa se acomode al poder; no se identifica con ella. No existe apoyo social.
Pero, ¿Por qué matar a los periodistas? Porque en México es fácil; la impunidad es una constante y garantía de la autoridad. Porque intentan hacer su trabajo y porque “la norma es deshacerse de un periodista que molesta. Desde el punto de vista de la democracia es una monstruosidad. Cuando uno quiere matar a la democracia, siempre se empieza por matar a la prensa”, describe el escritor Pierre Lemaitre.
La conmoción y el hartazgo han alcanzado, una vez más, a otro sector de la sociedad mexicana. Aunque detener la ola de violencia que azota al gremio periodístico parece una utopía, hoy no hay frase más elocuente: “No se mata la verdad matando periodistas”.