Levantones, secuestro, extorsión y despojo, además de fabricación y distribución de heroína, metanfetaminas, marihuana y cocaína son parte de las actividades ilícitas que el llamado exfiscal de hierro, Édgar Veytia, cometió bajo el amparo del gobernador Roberto Sandoval, convirtiendo al estado de Nayarit en el infierno de “El Diablo”.
El exfuncionario, apodado “El Diablo”, comenzó a operar para los mayores cárteles del narcotráfico desde que fue secretario de Seguridad de Tepic y creció en voracidad cuando su jefe de siempre, Roberto Sandoval, llegó a la gubernatura y lo nombró fiscal.
Para agradecer a tan notable lealtad, fuentes anónimas sostienen que Veytia le regaló al actual mandatario propiedades de las que despojó a campesinos, así como caballos de un millón de dólares. Hoy la PGR investiga al gobernador priísta Sandoval por enriquecimiento ilícito, mientras partidos de oposición exigen que también se le indague por presuntos vínculos con la delincuencia organizada.
Como era de esperarse, nuestro queridìsimo gobierno no movió ni un dedo para detener esto y fueron las autoridades estadunidenses quienes quienes giraron la orden de detención cumplida el pasado 27 de marzo, cuando Veytia Cambero intentaba cruzar el puente internacional Cross Border Xpress, de San Diego, California.
Tras la aprehensión de ‘El Diablo’, Roberto Sandoval nombró como suplente a Carlos Alberto Rodríguez, hombre de confianza del exfiscal desde la Secretaría de Seguridad Pública de Tepic. El estado de Nayarit continúa siendo un auténtico infierno, pues la corrupción, violencia y narcotráfico que estos personajes cultivaron siguen presentes en un entorno donde reina la impunidad.