La Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), entonces encabezada por Rosario Robles, tenía en 2013 un presupuesto de 555 millones de pesos para repartir 500 mil paquetes de alimentos, camisetas, gorras y para difundir la Cruzada Nacional contra el Hambre, estrategia recién creada por el gobierno para combatir la pobreza extrema.
Los apoyos debían llegar a las familias con pobreza alimentaria que, desde abril de 2013, se unirían a la Cruzada y cuyos hogares están en las zonas marginadas de 11 estados, entre ellos Campeche, Guerrero, Yucatán y Chiapas… Por supuesto, no fue así.
Tanto el lavado de dinero como la corrupción son una plaga dentro de las instituciones gubernamentales, que cada vez se extiende más sin poder que la detenga. Como en el caso anterior, donde la Auditoría Superior de la Federación (ASF) confirmó que solo se entregó el 7% de las despensas que supuestamente se habían comprado. Tampoco hay constancia de que los programas y beneficios restantes hayan llegado a los más pobres.
Velar por sus propios intereses suele ser la causa principal de que nuestros queridísimos representantes abusen de sus cargos…El desvío de la Sedesol se hizo con convenios firmados entre la dependencia y las universidades autónomas de Morelos y Estado de México en calidad de intermediarios, con una comisión de 215 millones de pesos.
Como últimamente ya es una constante, las empresas fantasmas participaron en esta nueva estafa de una institución gubernamental. 20 empresas, 19 de ellas con irregularidades que las inhabilitan para recibir contratos públicos, según la ley, reveló una investigación elaborada por Animal Político y Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).
La Sedesol, sin embargo, se declaró “satisfecha” con los servicios recibidos a cambio de 2 mil 224 millones de pesos y no consideró irregular el sobreprecio que implicó el cobro de más de 220 millones por parte de las universidades a cambio de nada.
Y claro, el cinismo no puede faltar en esta novela. Sedesol se deslindó de las contrataciones con el argumento de que los convenios universitarios afirmaron que tenían la capacidad para colaborar en los proyectos en porcentaje y términos señalados.
Es triste ver que el único ‘progreso’ que tiene México es en materia de corrupción; cada vez se encuentran distintas formas para burlarse de los ciudadanos, protegiendo solamente sus propios intereses y olvidándose de la responsabilidad que conlleva ser elegido por los mexicanos.