En los últimos 14 años, Ricardo Anaya Cortés y su familia política, que encabezan sus suegros, Donino Ángel Martínez Diez y Maribel Natalia Franco, logró ampliar un imperio al pasar de cuatro a 17 empresas e incrementar de seis inmuebles, que tenían un valor de 21.9 millones de pesos, a 33 con un valor aproximado de alrededor de 308 millones de pesos, un crecimiento de mil 304% sólo en propiedades, al parecer sí la supo armar, ¿Cómo le hizo? Quién sabe…
De acuerdo con una investigación de EL UNIVERSAL de más de 50 actas notariales asentadas en el Registro Público de la Propiedad y del Comercio del estado de Querétaro, se comprobó que el propio Anaya; su esposa, Carolina Martínez Franco; sus suegros, y sus cuñados, José Ángel y Natalia, forman parte de este conglomerado, nada más y nada menos que una pequeña y humilde familia de oro.
También participan sus concuños Ivonne Margarita Vera y José Luis Sáinz; (obviamente no se podían quedar fuera ), los hermanos de su suegro, Jesús, Manuel Alonso, Mercedes, José Manuel y José Luis, y sus primos políticos, Lorena, Diego Martínez Rodríguez y María Rosa Rodríguez, quienes son dueños o accionistas de 17 empresas en diferentes ramos como el de la construcción, e inmobiliario, hoteles, restaurantes y comercios…nada más
Anaya, en conferencia de prensa, dijo que recibió amenazas vía telefónica para advertirle que publicarían información, señalando que su familia cometió el presunto delito de enriquecimiento ilícito, al parecer “si temblaron” con esa llamada.
La riqueza de la familia política de Anaya comenzó a crecer justo cuando fungió como secretario particular y coordinador de Desarrollo Social del entonces gobernador de Querétaro, Francisco Garrido Patrón (PAN), “Aquellos años de gloria” de 2003 a 2009. En ese lapso, su suegro pasó de administrar restaurantes a incursionar en la industria inmobiliaria constituyendo cinco nuevas empresas y adquiriendo 16 nuevas propiedades y la inversión quién sabe de dónde salía.
Donino Ángel Martínez Diez, era hasta 2003 un empresario queretano dedicado principalmente a la administración de un modesto hotel y algunas sucursales del restaurante La Parrilla Leonesa. Tras la llegada de Anaya como novio, y luego esposo, de su hija, su riqueza aumentó de la mano del crecimiento político del actual dirigente del PAN, hasta suerte tuvo Martinez Diez, “también le tocó”.
La suegra del panista queretano tiene participación en 10 compañías; José Ángel Martínez Franco tiene recursos en cinco empresas y su cuñada, Natalia Martínez Franco, en sólo dos, que nos digan ¡Cómo le hacen! .
Los hermanos del suegro de Anaya también tienen participación en empresas. Por ejemplo, Jesús Martínez Diez está vinculado a tres consorcios; Manuel Alonso, en cuatro; Mercedes, en una; José Manuel, en cinco, y José Luis en 10. Asimismo, sus primos políticos Lorena y Diego Martínez Rodríguez son accionistas en una y dos empresas.
Las empresas involucradas son Hagmar SA de CV, en el Estado de México, dedicada a la explotación mercantil de restaurantes con venta o sin venta de vinos, licores, cervezas, cigarrillos y artículos de consumo; Flamitec SA de CV, en Querétaro, de explotación de hoteles y restaurantes; Desarrollo Flamingo SA de CV, también en Querétaro, dedicada a la operación de hoteles, restaurantes; comercializadora Hidalpar SA de CV, en Querétaro; Operadora Hidalgo, también en Querétaro y con el giro de explotación de hoteles, restaurantes y cafeterías, entre otras.
Hasta el 9 de mayo de 2002, antes de que Anaya ingresara al gobierno de Querétaro y antes de casarse con Carolina Martínez, su familia solamente poseía seis propiedades adquiridas entre diciembre de 1992 y el 2002, al parecer cualquier puede ser millonario de la noche a la mañana. .
A lo que concluimos, una vez que Anaya fue nombrado líder del PAN, las adquisiciones no sólo continuaron, sino que incrementaron su valor. En total, la familia de Anaya posee ahora 33 propiedades con valor de 308 mdp, no hay que perder la esperanza, si nos ponemos de acuerdo con nuestra familia nos podemos hacer millonarios de la noche a la mañana.
La esperanza muere al último.