El presidente del Partido Acción Nacional (PAN), Ricardo Anaya, señaló al gobierno federal de ser el autor de las filtraciones que le imputan a él y a su familia enriquecimiento súbito. En respuesta, el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, lo negó y lo acusó de querer “evadir su responsabilidad”.
“Algunos quieren evadir su responsabilidad buscando al culpable enfrente. Hay que informar y dar una explicación a quien lo está señalando. Yo creo que ese debe ser el camino. No hay más que el señalamiento, no hay ninguna prueba. Nosotros de frente les decimos: No tenemos absolutamente nada que ver”.
En el supuesto de que Anaya, como cualquier político honrado y honesto en México, no haya practicado el enriquecimiento súbito y las acusaciones sean falsas, los fundamentos de Osorio Chong para decir que evadió su responsabilidad pierden credibilidad. Sin embargo, como sabemos que la mayoría de los funcionarios acuden a estas praxis indebidas, nos damos cuenta de la ruptura y tal vez guerra de partidos en el país.
Por otro lado, Osorio Chong también acaparó la atención de los reflectores cuando Moreno Valle lo acusó de espionaje. Claro, el Secretario de Gobernación negó rotundamente esto y agregó: “No me preocupa, no hago nada que pueda ni avergonzarme ni estar al margen de la ley. Lo que hago siempre es tener vía teléfono, vía mensajes la búsqueda de soluciones en la responsabilidad que tengo”.
Sean ciertas o falsas estas acusaciones, la única conclusión real a la que llegamos es que todos los políticos mexicanos están cortados por la misma tijera y aunque a veces quieren disimular la transparencia en su trabajo acusando a otros, la realidad es que los mexicanos ya no creemos en ninguna acción, pues se han encargado de destruir toda la confianza sobre ellos.